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Todo nace de la amistad de Félix Martinez Lacuesta y José María Jové (Vilafranca del Penedes), ambos presidentes de las respectivas asociaciones de viticultura y exportadores tanto de Rioja como de Vilafranca del Penedès. Jové le comenta que tiene una formula magistral, y la idea a los hermanos Lacuesta les gusta y empiezan a probar con pequeñas fabricaciones donde él les enviaba la concia y les cobraba un rappel por cada hectolitro que se vendiera, finalmente la familia compra la formula, destacando que hoy seguimos elaborando el mismo vermut desde 1937.

Destacar la importación de José María Jove en la época, además de prospero bodeguero de Vilafranca del Penedés, era también el líder sindicato  de exportadores  de vinos de aquella fértil comarca vinícola. Jové había levantado un gran negocio. Elaboraba vinos y cavas en Vilafranca y además tenia bodega en Campo de Criptana y almacenes en Barcelona, Tarragona, Utiel y el Grao de Valencia. Su bodega de Vilafranca del Penedés, destacar que disponía de apartadero propio de ferrocarril y movía con sus propios vagones vinos de toda España y Francia. Cuando las cosechas en la Rioja eran malas Jové surtía a las bodegas con vinos de otras regiones y, cuando era Cataluña la necesitada no dudaba en comprar vinos a los hermanos Lacuesta. Sus vinos gozaron de cierto predicamento entonces.

Jové había ingresado en la Liga Regionalista, el partido conservador catalanista, con idea así de poder defender mejor los intereses vinícolas del sector vinícola. El pasado político de Jové y su estatus de rico propietario le obligaron al exilio. Huyó con su familia a Francia y desde allí consiguió llegar a San Sebastián, que era zona nacional, como Haro, la ciudad de sus amigos riojanos. En la capital guipuzcoana permaneció hasta el final de la guerra intentando reflotar sus negocios vinícolas. Sus estrecheces en aquella época debieron de ser muchas y la ruina de sus negocios total. En 1936 Félix Martínez Lacuesta ya había fallecido, pero las relaciones comerciales y familiares entre ambas familias continuaron y la Guerra Civil las estrechó aún más. Los hermanos Martínez Lacuesta debieron apoyarle moral y económicamente, como así reconocerá el mismo en la correspondencia que conservamos en los archivos de nuestra bodega. Jové se consideraba en deuda con ellos, sobre todo por el trato que los Lacuesta dispensaron a sus hijas, y les ofreció el tesoro del que solo él era poseedor y que la guerra no le había podida arrebatar: “la CONZIA”.

La CONZIA es la formula magistral de hierbas y plantas aromáticas para la elaboración del vermut. La palabra concia, de cuyo origen y etimología no estamos seguros, hoy en día también llamamos conzia, quizás por la evolución fonética, solo la cocemos en nuestra familia y fuera de ella nunca la hemos oído en boca de nadie. Pero mientras la bodega se documentaba para lanzar el libro del 125 aniversario de la bodega, se localizo al nieto de José María Jove, de la boca de Juan Alberto Valls Jové, abogado barcelonés fallecido en 2019, escuchamos con emoción, muy poco antes de su fallecimiento, la palabra “Conzia” pues de niño recordaba a su abuelo “cociendo la conzia”.

Los negocios de Jové, en su día florecientes, entraron en barrera por dos motivos fundamentales, el desastre de la guerra y el muchas veces más devastador efecto de las desavenencias y luchas familiares. En este punto nos detenemos para reflexionar sobre las empresas familiares y el difícil tránsito de una generación a otra. En Bodegas Martinez Lacuesta creemos que el principal activo de nuestra bodega es haber sido capaces de permanecer unidos 125 años tras cinco generaciones. El “milagro”, porque así hay que llamarlo, solo ha sido posible por el sacrificio de sus accionistas y por haber puesto todos ellos por delante el interés de la compañía antes que el suyo propio.

Para corresponder a la ayuda recibida, el empresario catalán ofreció a la bodega sus muchos conocimientos para la elaboración de vermut. De esta forma el primero conseguía unos ingresos que le hacían falta, a la vez que saldaba una deuda de gratitud y los riojanos podían a su vez emprender un nuevo negocio que les ayudaría a salir del marasmo que la guerra estaba provocando. La idea era muy buena en aquella época, pues a los cortos plazos de elaboración, mucho mas pequeños que los del vino, se unía la gran demanda de vermut en España. Llegaron a un acuerdo legal en junio del 1937 y Jové se ofreció a enseñar a los Lacuesta la elaboración del vermut como a suministrar la conzia necesaria para ellos. Es decir, se reservaba en principio el secreto de conzia que él suministraría al precio de 8 pesetas por litro. Además cobraría 3 pesetas por hectólitro de vermut vendido a granel así como 1 peseta por cada caja de 12 botellas o 120 botellines. Los hermanos Martínez Lacuesta se comprometían a no elaborar ni vender otro vermut que no fuera elaborado con la conzia de Jové.

--Jové viajo a Haro con su conzia, elaborada en San Sebastián, y en la calle Ventilla enseño como se elaboraba el Vermut.

Terminada la guerra, Jové regresa a Cataluña y continua enviando desde la localidad Barcelones de de Gelida barriles de conzia de 60 litros. Digamos que sigue teniendo la sartén por el mango al ser él único conocedor de la fórmula que está dando sus primeros frutos, de los primeros 22.000 litros en 1937 se pasa a 63.000 litros de 1940. Estas cantidades, que para los riojanos son un buen comienzo, no lo son tanto para el catalán, que cree que el crecimiento puede ser mas grande: les escribe “ustedes andan con paso lento pero van lejos”. Estas palabras, premonitorias, bien pudieran resumir la historia de nuestra bodega.

Jové quiere firmar un nuevo contrato y trata de convencer a sus amigos par que le compren la fórmula:

                                             No se me escapa que fórmulas para fabricar vermut hay miles, pero las casas que han obtenido éxito, las pocas buenas, guardan las suyas como oro en paño, y esta, no por ser la mía, he de dehar de asegurar que es de las mejores.

Tras unas amables negociaciones llegan a un acuerdo en 1940 y Martínez Lacuesta  compra la formula de la conzia, por ¡30.000 pesetas!, pero Jove se reserva en el contrato el derecho de elaborarla personalmente  hasta que se vea capacitado para ello. De esta forma pretendía, según sus palabras, no privarse de una actividad que le apasionaba y además continua una mejora en sus rentas. En ese ínterin se ofrece a la bodega para formar a algún operario en su preparación. Les insta a acudir a Cataluña para ponerles al día de “todos los secretitos para la cocción de la conzia”

Jové muere en 1956 y los secretitos de la conzia debieron de acompañarle a la otra vida pues hasta el último momento las estuvo suministrando directamente desde la localidad de Gelida. La formulaba ya se custodiaba desde 1941 en Haro, pero en la práctica era el catalán quien la elaboraba por lo que a su fallecimiento era necesario comenzar a elaborarla en la propia bodega. Surge entonces una carrera contra reloj para conseguir su preparación antes de agotar las existencias que les dejara Jové. Una delegación de la bodega viajó a Barcelona y se reunió con Juan Valls Palleja, el yerno de Jové. Este puso a su disposición los papeles y notados del finado y allí encontraron las listas de herboristerías con sus direcciones, como la preciosa Herboristería del Rey en la calle del Vidrio de Barcelona, que todavía continua abierta.

Con el paso del tiempo, la conzia ha ido evolucionando y haciéndose propia; se ha convertido en la conzia de Lacuesta. En ochenta años los cambios en las normativas legales de las bodegas han sido muchos. Las hierbas y plantas aromáticas han cambiado: algunas de ellas ya ni siquiera se encuentran en los mercados y otras, hasta han sido prohibidas. Pero sobre todo la evolución viene dada por la impronta que en todos estos años han ido dejando sus elaboradores, destacando la importancia de Luis Martínez-Lacuesta.

Luis Martínez Lacuesta  se dispone a dar un paso que ha revolucionado el mundo del vermut en los últimos años. En 2002 decide llevar a cabo la idea que le venia rondando mucho tiempo en la cabeza y que a postre ha significado una revitalización del consumo del vermut, no solo a nivel de Martínez Lacuesta sino que, creemos sinceramente a nivel de todo el sector productor de este aperitivo.

La idea era sencilla y muy emprendedora. ¿ Por qué no utilizar todo el bagaje técnico de la bodega en envejecimientos de nuestros vinos para crear el vermut? ¿ Por qué no elaborar el vermut con el mismo mimo que se envejecen los Reservas y Gran Reservas?

No hay que olvidar que hace 25 años la gente creía, y aún muchos lo siguen creyendo, que el vermut se elabora con los peores vinos y siempre necesitando de sifón de agua para del Seltz para poder beber. Ese era el propósito: dignificar el vermut, sacarlos de esas creencias populares y otorgarle el gran valor añadido de su crianza y envejecimiento como si de un vino de alta gama se tratara. Asimismo, con el salto de calidad se pretendía conseguir lo que hasta entonces no se había conseguido, es decir, conquistar el mercado exterior.

En el mes de julio e 2004 se llenaron las primeras barricas conel vermut rojo clásico, con la intención de ir haciendo catas a los 3, 5 y 7 meses para comprobar su evolución. La intuición de Luis dio resultado  y la misteriosa alquimia transformó a mejor el vermut sin llegar a oxidarlo. En febrero del 2005 se realizó una cata junto a Pedro Puras (técnico de la Estación Enológica de Haro) que puso de manifiesto que 7 meses era el periodo ideal de envejecimiento. Esta crianza aportaba al vermut un color bellísimo, unos matices tostados únicos y una complejidad aromática desconocida para nosotros hasta el momento.


El Crecimiento de nuestro Vermouth Reserva ha tenido que contenerse, quizá siguiendo las palabras del viejo José María Jové, recordemos: “Ustedes van lentos pero llegaran lejos” hasta alcanzar la actualidad la cantidad de más de 60.000 boellas.


Después de este Vermouth Reserva han ido apareciendo nuevos vermuts. El Edición Limitada es idéntico al Reserva, pero tiene una crianza más prolongada alcanzando los 14 meses de permanencia en tan noble madera. Otro producto muy demandado es el Vermouth Reserva Acacia, que envejece en barricas de esta madera y consigue unos aromas y matices muy diferentes. También los vermuts blancos, con su particular conzia, gozan de gran predicamento; se elabora un seco y otro extra-seco.


Auspiciado por un proyecto de I+D ha nacido recientemente el primer vemut preparado sin azúcar y edulcorado con estevia. El equilibrio entre amargo y dulce que produce esta planta está dando muchísimas satisfacciones no solo a los consumidores que no pueden tomar azúcar, sino al público en general.


Otros puntos de interés:


Primeros elaboradores de vermut a nivel nacional en el 2005 envejecido utilizando la técnica de envejecimiento de Rioja, utilizando barricas de 225 litros bordelesa. Si se envejecían otros vemuts peo en grandes tinas de roble americano o francés, de 8000 a 30.000 litros, pero su aportación oxidativa, aromática es menor a las barricas de 225 litros.


  • Porque en Barricas de Roble Frances:

Es mas poroso, al tostar la madera por dentro lo que haces es caramelizar también los azucares de la propia madera, formas una película interior que te va a recordar al café torrefacto, esa sensación de tostado.


  • CONCIA: Formula, mezcla de botánicos, plantas y hierbas aromáticas, macerarlos con una base de vínica de vino blanco encabezado con alcohol de 30º, base para vermut en vez de incorporarla directamente para la elaboración la envejecemos en barricas de roble durante 2 o 3 años, tenemos una merma importante pero nos ayuda a tener una concentración aromática mucho mayor, si nos paramos a probar observaremos que esto sabe fatal! Es debido a que la planta fundamental que utilizamos es el ajenjo póntico, que en alemán significa “Wermut”, la gente piensa que el origen es italiano o francés, pero no los monjes en el siglo XVI en Alemania, le llamaban “wine Wermut”

El tanto % de botanicos que lleva un vermut es mínimo, 0,000004

Utilizamos 24 botanicos, todas naturales, coliandros, anis, macis,…etc.


  • Variedad de uva: Airen, vino neutro, soso, poco acido, cuanto más graduación alcohólica natural mejor.

Por qué nos interesa que sea neutral y poco acido, porque se debe modificar con nuestra concia, es la que transformara ese vino blanco básico

Por qué nos interesa que tenga alcohol natural cuanto más mejor, porque cuanto más alcohol natural tiene el vino base menos alcohol de 96,5 tienes que añadir.


  • Novedades 2020: diferentes bases vínicas edulcorados con Estevia

Vermut Rojo

  1. Verdejo

Vermut blanco

  1. Godello


  • Vermut Edición Limitada:

Exclusivo, unas 2500 botellas aprox al año

Notas una evolución mas oxidativa, recordar vinos ligeramente abocados, con cualquier postre esta delicioso

Es muy goloso, recuerda un vino dulce, PX.


  • Vermut Reserva Frances:

Barricas nuevas de roble francés con las maderas muy tostadas


  • Vermut Reserva Acacia:

Maderas que previamente han estado envejecidas por vino blanco, nuestro vino blanco fermentado en barrica, madera menos tostada, lo dejamos reposar durante 12 meses.

La acacia es menos oxidativa que el roble francés, ya tiene una película interior por su uso con vino blanco que va a trasladar al vermut, y no la tostamos mucho para poder alargar ese envejecimiento